domingo, 17 de octubre de 2010

LA CRISIS (4) Y OTRAS CUESTIONES (Continuació)

En mi última entrada, que adelanté varias fechas, movido por la indignación que me habían producido los "pitídos" de la Castellana, tenía intención de continuar escribiéndoos también, una vez más, sobre la crisis, como indicaba el título, si bien, más o menos, dentro del plazo que me he establecido para actualizar este blog. Os decía, también, que, a partir de entonces, pensaba combinar mis opiniones sobre la crisis con  comentarios sobre otras cuestiones, para no resultar excesivamente "economicista" y monotemático. Así  lo haré. Y espero comentarios y sugerencias.
Reanudo mi discurso sobre la crisis, aunque procuraré ser ahora, quizá, algo más conciso, pues a nivel privado me han dicho que he sido algo repetitivo en lo de la crisis financiera.
Ahora toca hablar de la crisis "económica", o sobre los efectos en la economía real de los desmanes que he comentado en las entradas anteriores.
Al "explotar, o "explosionar" (como nos decían en la Mili que debería decirse), las "burbujas"- en el caso de España, la inmobiliaría, fundamentalmente, pero, en general, las originadas por una demanda excesiva facilitada por el crédito facil y barato-, las repercusiones sobre la economía real son inmediatas. Dejan de producirse aquellos bienes que han estado "consumiendose" en exceso. Aquí resultaba imposible seguir construyendose viviendas en una cantidad anual que superaba al de las construidas en el conjunto de varios países europeos más grandes que nosotros (Alemania e Italia, por ejemplo), apróximandonos a casí el millón anual (por encima de las ochocientas mil), cuando, teniéndo en cuenta la constitución natural de nuevos hogares no debería existir una demanda anual superior a las trescientas mil, y la llegada de inmigrantes o el establecimiento de otras familias europeas en nuestras costas tampoco podía justificar mucho más que otras cien mil viviendas adicionales demandadas. Simplemente se especulaba. Se invertía en "ladrillos", porque se consideraba más seguro y más rentable que hacerlo en otros activos. Y además los bancos no dudaban en facilitarnos hipotecas baratas,incluso por encima del valor real de la vivienda adquirida, sobre la base de que, siguiendo la tónica del mercado, pronto se revalorizaría, pues se podría vender más cara a otros, que volverían a venderla a otros más, también dispuestos a vender a un precio superior, y así indefinidamente. Un proceso que parecía una gallina de los huevos de oro para todos, salvo para aquellos que, de verdad, necesitaban adquirir una vivienda, que resúltaba, cada vez más, fuera del alcance de sus posibilidades y les obligaba a sobreendeudarse, compromentiendo una parte muy sustancial de sus ingresos en el pago de los intereses y las amortizaciones de la hipoteca.
Al tenerse que construir menos viviendas - o menos coches u otros bienes duraderos- muchos trabajadores de los sectores afectados se quedaban, claro está, sin trabajo. En España se estima en torno a cuatro o cinco el número de trabajadores ocupados por vivienda constrída, considerandose no sólo los que intervienen en su construcción, sino también los de las industrias relacionadas con el sector de la construcción, como las de materiales para la construcción, sanitarios y muebles, entre otras. Si pasamos de ochocientas y pico mil viviendas a trescientas cincuenta mil, resulta que "sobran" dos millones y medio de trabajadores. Y si éstos se van al paro, está claro que se reduce la demanda de otros muchos bienes y que ello provoca que otros muchos trabajadores acaben engrosando las filas del paro.
En todos los países desarrollados ha ocurrido lo mismo, pero si nuestras cifras de paro son muy superiores queda claro que no es por culpa de ZP sino de nuestra estructura productiva, que llevaba años reposando sobre el "ladrillo", en mucha mayor medida que en otros lugares, y al igual que cuando se estaba inflando la "burbuja" aquí se "creaba" empleo a mayor velocidad - un empleo facil para los cientos de miles de emigrantes, ya que, en general, no exige una cualificación-, después, cuando se ha desinflado, se han destruído puestos de trabajo en myor número y más rápidamente que en otros lugares. Esos dos millones y medio de parados generados por la disminución de la construcción de viviendas, es lo que hace que nuestra tasa de paro sea el doble que la de otros países europeos.
Pero el paro no ha venido sólo de la construcción o, en los EE.UU., de la industía del automovil. La "burbuja" financiera, al explosionar, trajo consigo la suspensión súbita de las facilidades de crédito, para todos. No sólo para seguir alimentando, artificialmente, la demanda y la especulación, sino para mantener la actividad productiva en su conjunto, pues ésta éxige un flujo permanente de líquidez; es como la sangre en el cuerpo humano. Los empresarios - los pequeños y medianos empresarios, sobre todo- se encontraron con que no se les renovaban los créditos que necesitan para mantener su actividad -aunque ésta siguíera siendo plenamente viable y rentable-, se tenía que dejar de pagar a loas proveedores y éstos, a su vez, entraban en serias dificultades, y había que restringir, también, la actividad o cerrar. Naturalmente, la falta de crédito - junto a las malas perspectivas de la demanda- afectan, también,a los planes de inversión de las empresas, dejandose así de crear nuevos puestos de trabajo y reduciendo la demando de las industrias de bienes de equipo. De ahí, otros cuantos cientos de miles más sin trabajo,...y nuevas restricciones de la demanda, con el consiguiente efecto sobre otros negocios. Un circulo infernal, como el de la crisis del 29.
Para poner fin - al menos paliar- a aquella crisis -la gran Depresión-, a un ilustre economista inglés, Keynes, se le ocurrió que los gobiernos debían adoptar medidas compensatorias frente a esta reducción de la demanda. En eso, básicamente, consistió la política del New Deal del Presidente Roosevelt. Es mucho más rentable que unos obreros hagan unas zanjas que, a continuación, cierran otros obreros, que mantener a todos ellos sin trabajo. El Gasto Público puede corregir la falta de demanda privada y hacer que aquel circulo infernal se rompa. Y esa lección de Keynes parece que la habíamos aprendido, cuando en toda Europa, y entre nosotros con el denigrado Plan-E, nos pusimos manos a la obra en esa dirección,... pero, eso sí, el crecimiento del gasto público genera déficits. Obliga a endeudarse a los Estados. Y, o se dá a la "maquina de hacer billetes" (cosa que ahora ya no es posible para los Estados que forman una unión monetaria, como la zona "euro", que han renunciado a las políticas monetarias), aunque ello tiene el inconveniente de generar inflación, o se trata de captar el ahorro privado, recurriendo a los mercados financieros (¡otra vez, "los mercados"!) donde colocar los títulos de Deuda emitidos. Y aquí surge otra vez  el problema. Porque, como hemos dicho, éstos "mercados" están controlados por unos cuantos, y "guiados" por unas agencias de "rating" o calificación, que siguen siendo tan voraces como siempre e intentan, de nuevo, especular, jugar con las dificultades de financiación de los Estados (en parte por ese aumento del gasto, pero en parte, también, por haber ayudado al sector financiero para que no se desplomase por completo) y sacar el máximo partido a la adquisición de titulos de Deuda soberana, emitidos por los Estados, provocando la subida de los tipos de interés que hay que pagar.
Hay, además, quienes no son partidarios de Keynes. Quienes creen que el sector público no debe crecer - ni siquiera para corregir las dificultades que en un momento determinado se dan en la economía- y que la Deuda Pública no debe absorber otros recursos - el ahorro- que el sector privado puede invertir más "eficazmente". Piensan eso los "liberales" (en sentido económico), o más bien conservadores, y los gobiernos que hay en los Estados de la Unión Europea son mayoritariamente conservadores. Y es la Unión, y no los Estados miembros, individualmente, la que dicta la política que hay que hacer y la que obliga a los Estados miembros a adoptar determinadas medidas. Y ahora, según la Unión. toca preocuparse más por el déficit que por mantener políticas expansivas para tratar de salir de la crisis. Y en esas estamos ahora. Estados Unidos, con Obama como Presidente, intenta ahora, al gual que en los años treinta,  seguir una política expansiva. Aquí, en Europa, se ha decidido olvidarnos de Keynes antes de que sus recetas - al menos en algunos países, como España- hayan llegado a curar al enfermo. Nuestros millones de parados siguen ahí, y además va resultar muy dificil reducir su número, especialmente por lo que respecta a aquellos que fueron generados por el desplome de la construcción, sin otra cualificación que la de saber colocar un ladrillo. Sólo una recuperación de otros países europeos, actuándo como locomotora, podría llegar a "contagiar" al batallón de cola, en el que nos encontramos y del que es imposible salir con medidas restrictivas como las que nos han obligado a adoptar desde el pasado mes de Mayo, o con los  Presupuestos Generales del Estado para 2012 que felizmente, gracias al Pacto con el PNV, se aprobarán en Diciembre -pues peor sería que su no aprobación condujera a un adelanto de Elecciones y que ese signo de inestabilidad hiciera que los "mercados" nos obligara a pagar unos intereses por nuestra Deuda como los de la de Grecia.
Algo, aún, de lo aprendido de las lecciones del 29 sigue, de momento, en pie. Me refiero al Estado del Bienestar (Welfare State), que construyeron los diversos Estados, especialmente en Europa, que, con las prestaciones sociales por desempleo evita que la crisis económica se transforme en una crisis social como la de los años treinta. Aunque los conservadores pueden llegar aquí también a imponer sus criterios: Reducir las prestaciones sociales, para reducir el déficit. Algo ya se está haciendoen este sentido, incluso en nuestro país, por imposición de esa mayoría de gobiernos conservadores de la Unión Europea, aunque de momento sólo afectan a prestaciones menores, como el "cheque bebé".
Pero también hay ya quienes plantean que para reducir el paro lo mejor es ehar a los inmigrantes. Comienza ya a crecer en muchas partes la "hidra" xenófoba. Y aquí también, ya que basta ehar una mirada a lo que propone un "partido antiislamista", de un tal señor Anglada, en Cataluña y como, miméticamente el PP, ante las próximas elecciones en esa Comunidad, comienza a dar pasos en esa dirección. En los años treinta, en Alemania, los "culpables" de la crisis eran los judios. Ahora, según parece, lo son los "moros" o los gitanos rúmanos. Nadie quiere acordarse de que esos emigrantes  -mano de obra barata- alimentó el crecimiento de los últimos años y originó los superavits de nuestra Seguridad Social. Ahora "todos son delincuentes", que hay que echar. Fijémonos en lo que hace el Presidente francés. Pero de ello, de la crisis social, escribiremos otro día.
Para terminar, para no ser monotématico, me vaís a permitir que haga referencía a una entrevista que escuché anoche en televisión, durante el programa "Debate semanal de CNN+ ", que dirige José María Calleja. El entrevistado era Antonio Catalán, dueño y fundador de Hoteles AC, que acaba de asociarse con la principal cadena hotelera del mundo. Fue un ráfaga de aire fresco, necesaria para mantener el optimismo frente a la crisis. Un empresario de éxito que, como subrayó el entrevistador, mantiéne a todos sus empleados con contrados de trabajo indefinidos.Un ejemplo. El reverso de la medalla de quien - ya por poco tiempo- preside la CEOE, Diaz Ferrán, que propone que hay trabajar más y cobrar menos, en lugar de trabajar mejor y poder llegar a cobrar más.
No sé si mis "entradas" son demaseado largas. Si me ayudaís con vuestros comentarios críticos, procuraré  ser más interesante y ameno. Pero, necesito vuestra ayuda. Vuestras sugerencias. Y por cierto, a este respecto, tengo que señalar que, de forma privada, también se me ha dicho que procure dar las referencias completas de mis fuestes. Y como nunca es tarde si la dicha es buena, os indico que esa cita que recogía mi "entrada" de hace un par de semanas, correspondiente a Viçenc Navarro, procede de http://www.vnavarro.org/, donde se pueden leer otras muchas cosas interesantes. Aunque no con todas ellas me identifique plenamente, recomiendo su lectura, si estaís interesados en la economía.         

No hay comentarios:

Publicar un comentario