sábado, 9 de octubre de 2010

LA CRISIS (3)

Perdonad el retraso de esta nueva entrada. Pensaba, como en las semanas precedentes, escribirla ayer noche. Pero no fue posible. Acudí a la entrga de Premios de la Fundación Gabarrón, en el Teatro Calderón, de Valladolid, y cuando regresé a casa ya era muy tarde para meterme en el ordenador, pero creo que el retraso ha merecido la pena.
A lgunas de las cosas que escuché anoche en las intervenciones de varios premíados, entre los cuales detacaba la figura de Antonio Garrigues Walker, me reafirman en lo que pienso sobre los momentos que vivímos,- mótivo de este blog, su porqué-, y que, en parte, ya os he trasmitido en mis tres primeras entradas. Se dijo que sta no es sólo una crisis económica, sino una crisis ética -como lo fue la del 29, tras los felices "veinte"- y Garrigues recordó como la democrácia es la convivencia en la discrepancia, a través del diálogo, y como ahora no había ningún tipo de diálogo: Ni social, ni económico, ni político. Pero que, a pesar de ello, el único derecho que no deberíamos ejercer es el derecho al pesimismo y a la negatividad. El escenarío, del artista Cristobal Gabarrón, creador de estos Premios, era un canto a la superación a través de los sueños."En un fondo de oscuridad los entes acechan la vigilia; las nuevas ilusiones y los fantasmas de lo que fue, deambulan esta noche por el escenario como testimonio del anhelo de felicidad, como símbolo de la eterna capacidad de sorpresa y progreso del hombre que formando parte del mundo, lo trasciende y domina por medio de la inteligencia, el corage y la libertad", como explica su hijo Cris en la introducción a estos Premios 2010. El acto de anoche infundía optimismo. El galardonado con el Premio de Economía, José Antolín Toledano, es un extraordinario ejemplo de como es posible, con tesón, creatividad y trabajo, pasar de un taller de carros en un pueblo palentino, donde trabajaba con su padre y un hermano, a presidir una multinacional, el Grupo Antolín, con presencia en 22 países, que es uno de los líderes mundiales de la industria auxiliar de la automoción. La crisis puede superarse.
Pero, tras este largo preambulo, permitidme que siga escribiendo sobre ella. Sobre la crisis financíera, reiterando lo dicho la semana pasada y añadiéndo algo más, que se quedó en el teclado -ahora ya no hay tintero.
Decía la semana pasada que las burbujas - fruto de la concentración de la renta y del estimulo de la demanda a través del crédito-, habían acabado por explotar, que terminó también "descubriéndose el pastel" de los productos "tóxicos", y como las bolsas se habían convertido en auténticos casinos, como han proliferado productos financieros exclusivamente especulativos y como los "vigilantes de la Playa", las agencias de "rating", auténticos "dioses" que "advierten" de los riesgos,- aunque no fueron capaces de detectarlos cuando se hundiéron las primeras entidades, que marcaron el inicio "oficial" de la crisis, pués gozaban de su máxima calificación-, son ahora los arbitros, independientes de cualquier poder, cápaces de "condenar a las tinieblas" a cualquier país, "orientando" a los mercados para que suba el tipo de interés de la Deuda de esos países, generada en parte por la generosa ayuda al sector financiero, para evitar su colapso total.
Hace pocos días,  Felipe González, en la entrevista que le hizo Iñaki Gabilondo en CNN+, recordaba que el Presidente Bush, hijo, al final de su mandato, en una intervención, cuando creía estaban cerrados los micrófonos, dijo algo así como que "estamos pagando la resaca de la borrachera de Wall Street". Y realmente es una buena explicación de lo sucedido.
El colapso de tantos bancos y las dificultades de muchos más, así como el cierre súbito del grifo del crédito, a los bancos - por el temor a los productos tóxicos, que pudiéran contener sus balances- y de éstos al público, fue el determinante de la crisis económica, la cisis de la economía real -afectada también por las "burbujas"- de la que quiero hablaros en próximas entradas, pero hoy, aún escrbiré algo más sobre los aspectos financieros, aunque resulte reiterátivo, en parte.
Los bancos se encontraron con unos problemas de liquidez, que los gobiernos de todo el mundo intentaron paliar, inyectando milies de millones de dólares o de euros, para evitar el colapso. Han intentado establecer una regulación más éficaz, toda vez que fue la falta de regulación, el dejar hacer a los bancos lo que quisieran, una de las causas de que se llegara a la crisis.No parece que, al menos todavía, con mucho éxito. Hoy aún se discute en la Unión Europea como controlar mejor y como poner unas tasas que hagan pagar a los causantes de la crisis. Obama se debate por imponer algo de autoridad sobre Wall Street.
Aquí, en España, como había una regulación mejor, producto de anteriores experiencias, se dijo que nuestro sistema financiero estaba fuerte. Pero la crisis es mundial y nadie podía estar inmunizado frente al contagio. No se hundió ningún banco, pero todos agotaron su capacidad de seguir concediéndo créditos "generosamente", pues ya no resultaba posible acudir a los mercados internacionales en busca de liquidez, endeudándose, para seguir endeudando, a su vez, a sus clientes.Y pronto se planteó que éstos no podían  pagar sus deudas con los bancos y éstos tampoco podían satisfacer los compromisos asumidos con otras instituciones, a no ser - como ocurrió- que el gobierno acudiéra en su ayuda, avalando las operaciones e inyectando liquidez.
Los principales problemas no han procedido de los préstamos a los particulares. Éstos han intentado hacer honor a los vencimientos, para no perder la casa o el bien financiado objeto del crédito, al menos hasta que las dificultades han sido tales - por la perdida del puesto de trabajo o el cese de actividad como autónomo- en las que la morosidad ha dado paso a la ejecución del crédito, de modo que las entidades financieras pasaban a tener un parque de viviendas de las que, incluso con facilidades, no era facil desprenderse.
Los principales problemas han venido de los créditos concedidos a las empresas; especialmente las inmobiliarias, afectadas por la explosión de la burbuja del sector. La ejecución de las garantías podían suponer tener que quedarse con un campo de nabos que había servido como garantía de los créditos concedidos al constrctor o al promotor de una urbanización que, al menos de momento, no va a levantar en aquel terreno.
Las cajas de ahorro han sido las entidades más afectadas por este tipo de operaciones frustradas. El "amiguismo" y la falta de profesionalidad, cuando no la toma de decisiones exclusivamente políticas,  las han conducido a una dificilisima situación. Los años de la "orgía" financiera les hicieron encaminarse a una expansión sin limites; a la creación de oficinas que no pueden sostenerse cuando terminó la "burbuja" de las hipotecas y los créditos faciles.
 Acudir a los mercados en busca de líquidez, a tipos de interés muy bajos, para poder dar hipotecas y créditos a los amigos, con generosidad, ganando el diferencial entre el tipo de interés de los préstamos tomados y los de los concedidos, era muy facil, pero no se tuviéron en cuenta los riesgos derivados de que sus acreedores no pudiéran pagar. De ahí todo el movimiento de las Cajas de estos últimos tiempos. El Banco de españa estaba dispuesto a salvarlas de la bancarrota, pero estas entidades tendrían que hacer un esfuerzo, mediante fusíones u otros tipos de medidas, para reestructurarse  y ser viables. Al no tener accionistas, no podían recurrir a una ampliación de capital. Por eso esa nueva Ley de Cajas, que en el fondo representa posibilitar una privatización.
Y en ésto, llegamos a la crisis de la economía real, de la que nos ocuparemos la próxima semana.
   

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