jueves, 30 de diciembre de 2010

El recibo de la luz

Me adelanto esta vez algunas fechas para comentados, dada su actualidad, lo del recibo de la luz; es decir, el aumento aprobado por el Ministerio de Industria en la tarifa eléctrica aplicable a los usuarios domésticos. Con esa "guinda" del señor Sebastian, en sus declaraciones, de querer comparar la subida "per capita" al coste de tomarse un café.
Para empezar, hay que admitir que, de acuerdo con los métodos de calculo establecidos, la subida está justificada. Cuestión distinta es si esos métodos de calculo son  correctos y sobre todo si el marco establecido por la legislación aprobada en los tiempos de Aznar, que dio muy buenos resultados para que la tarifa eléctrica no subiese entonces, es un marco adecuado y equitativo y si el gobierno socialista actual y su apuesta por las energías renovables no tiene la culpa, también, de unos costes excesivos en nuestra generación de energía eléctrica, que acabamos pagando los usuarios.
Comienzo con la parte de culpa derivada del marco regulatorio aprobado en tiempos de Aznar; que no es poca, pero no toda. Aunque tiempo ha tenido el actual gobierno, a la vista de lo que sucedía, para intentar cambiarlo.
La ficticia separación jurídica de las empresas eléctricas en función de las diversas actividades desarrolladas es la que determina, junto al sistema de fijación del precio en el "mercado libre de generación", que como empresas distribuidoras y comercializadoras "pierdan" dinero al tener que vender con arreglo a una tarifa fijada por el gobierno que resulta insuficiente para cubrir sus costes y el precio que han tenido que pagar en el mercado de generación. Es el llamado " déficit tarifario" que el gobierno ha reconocido a las compañías eléctricas, y que algún día habrá que pagarles. Mientras, claro está, como podemos ver en sus balances, las compañías no pierden, y no solo porque se les reconozca ese "déficit", que habrán de cobrar, sino porque GANAN como empresas generadoras, cobrando por toda la energía producida al coste mas elevado de la que se genera para cubrir en cada momento la demanda. No importa que el coste de generación de un kilovatio generado en una planta hidroeléctrica, amortizada, sea prácticamente cero, ni que el generado en una central nuclear sea un tercio del generado en una térmica de carbon. Si para cubrir la demanda tiene que entrar en funcionamiento una obsoleta planta de fuel o de carbon, todos los kilovatios serán pagados al precio que cubre los costes de esta ultima.
 Creo haber visto en televisión un ejemplo muy esclarecedor de lo que sucede en ese mercado " libre" de generación. Es algo así como si en una lonja de pescado para cubrir la demanda genérica de proteínas procedentes del pescado, al no ser suficientes las sardinas entradas, deben utilizarse también pescadillas, merluzas de pincho ...y percebes, y el precio fijado por la lonja para TODOS los productos que entraron fuera el de los percebes, necesrios pa ra cubrir la demanda. Como todos son igualmente proteínas, pagaríamos las sardinas a precio de percebes. ¡ Magnifico negocio para los que pescaron sardinas!. Y pésimo para los consumidores!
Un mercado así, "libre",debería ser enormemente atrayente para que surgieran nuevos operadores, generadores, y el precio final no fuera el de los "percebes", sino, al menos, el de las "pescadillas", o el de las " merluzas de pincho", si hubiera dificultades para pescar "pescadillas" suficientes. Es decir, se importaría energía eléctrica o se establecerían nuevas empresas generadoras a base de ciclos combinados, al no ser posible lo primero dado que nuestras interconexiones con la red continental europea son insuficientes. Generar energía nuclear, mas barata, exige unos plazos mas largos para poder pensar en ella, tanto por parte de las actuales empresas que operan en el mercado español de generación como por parte de nuevos posibles concurrentes. Pero esto no se ha producido, porque el marco regulador lo ha impedido. Los denominados Costes de Transición a la Competencia (CTCs) reconocidos a los operadores ya implantados han impedido que el apetitoso mercado de generación atrajese a nuevas empresas. Fijado por el gobierno un coste medio de generación para calcular la tarifa, si el precio que se formaba en el mercado libre era inferior a ese coste medio, las empresas ya establecidas eran compensadas con cargo a esos CTCs (costes de transición a la competencia) que tenían reconocidos, para que pudieran terminar de amortizar sus instalaciones. Si, por el contrario, los precios del mercado de generación superaban el coste medio fijado oficialmente, la diferencia entre ambos iría a cargo de los CTCs, ya que se consideraba que esos precios "libres" cubrían las amortizaciones necesarias y no precisaban una compensación adicional. Naturalmente, mientras hubo CTCs los precios del mercado de generación fueron inferiores a los costes medios fijados oficialmente. Las empresas ya instaladas no tenían interés alguno en cobrar menos CTCs, pero una politica de precios bajos aseguraria su conticion de operadores oligopolistas. Ningún nuevo operador intento introducirse en ese mercado con precios tan reducidos, donde se ofertaban proteinas procedentes de "percebes" al precio de las procedentes de  "sardinas". Para el vendedor de  "percebes" no había problema alguno. La diferencia la cobraba con cargo a los CTCs. Y el consumidor, feliz. En la tarifa, en ningún caso intervenía un precio de generación superior al fijado oficialmente. No había razón alguna para que la tarifa subiese. Y así sucedió durante los gobiernos de Aznar. El problema surgió mas tarde, cuando, sin nuevos operadores, las empresas generadoras, en régimen de oligopolio, decidieron sacar tajada a un "mercado" fácilmente manipulable.
 Tan solo en alguna ocasión los operadores no se pusieron de acuerdo y se formaron precios más bajos. Me refiero a ese año en el que el señor Galán, de Iberdrola, decidió hacer caja, vaciando sus embalses, ofertando a precio prácticamente cero, compitiendo en el mercado, tan solo, con las nucleares, que no pueden pararse, a coste muy bajo también, y con alguna térmica muy eficiente, cuyos costes marcaron el precio pagado a todos los kilovatios ofertados que casaban con la demanda existente. Sí, entonces, y solo entonces, las empresas distribuidoras y comercializadoras compraron - se compraron a si mismas- en el mercado  a un precio inferior al coste medio de generación que había servido para fijar la tarifa. Y ganaron como distribuidoras-comercializadoras lo quedejaron de ganar como generadoras. Todo queda en casa. Porque el marco regulatorio tampoco ha hecho posible la aparición de empresas comercializadoras. El pequeño margen atribuido a la comercialización en la estructura tarifaría hace poco atrayente esta actividad y no permite tampoco la competencia entre en empresas en términos de mejores precios finales para el cliente.
Pero hasta aquí llega la culpa del merco regulatorio y del mercado de generación. La apuesta por las nuevas energías renovables significa que éstas se incorporen a la red con carácter preferencial frente a otras fiuentes, ménos costosas, y que los elevados costes de aquellas se compensen con elevadas primas que se incorporan a los costes que hemos de pagar todos. Cuando la energía generada de origen eólico o fotovoltaico solar era escasa el impacto de las primas sobre las tarifas era pequeños. Como las primas han sido muy generosas, hoy tenemos una capacidad instalada de energía eólica enorme y la de fotovoltaica solar, de coste absolutamente prohibitivo actualmente, ha superado en diez veces la inicialmente programada. Pagar a los huertos solares unas primas diez veces superiores a las previstas gravita enormemente sobre los costes del sistema.
Ello ha sido una opción ideológica del actual gobierno socialista. Como lo es el no considerar la energía nuclear como la opción mas barata y limpia para generar energía de base, de la que no puede ni debe prescindirse. Países como Finlandia han regresado a la opción nuclear, cuando hace años los social democratas mantenían posiciones analogas a las de ZP. Habría que preguntar a los consumidores, como hicieron los fineses, si estamos dispuestos a pagar diez veces más por nuestra energía a cambio de no tener centrales nucleares. Habría que preguntarías, también, si están dispuestos a aceptar una interrupción del servicio - cortes de luz- porque es de noche, y no funcionan los huertos solares (salvo lo de algún "pillo", como ha ocurrido entre nosotros, que vertía kilovatios "solares" nocturnos, generados por una dinámo), o porque no hay viento, y no funcionan los aerogeneradores. Y preguntarnos, también, si es lógico reducir la vida útil de determinadas centrales nucleares, como Garoña, totalmente seguras según el organismo técnico competente, prescindiendo de kilovatios generados a costes muy bajos, ya que están amortizadas, sustituyendo su producción por la de otras fuentes de generación muchísimo mas caras. Ahí si tiene culpa el actual gobierno. Y las medida a que ha tomado, como la de reducir las primas a la fotovoltaica, resultan tardías e insuficientes. Y, por favor, no nos digan que la subida representa tan sólo el coste de tomar un cafe. Hay además 20.000 millones de euros de " déficit tarifario" que nos esperan. Algún día habrá que pagarlos. Y una estructura de costes disparatada, producto de decisiones ideológicas, no afecta tan sólo a la economía de las familias, sino también a la eficacia y la competitividad de nuestra economía.
A pesar de todo, ¡ FELIZ AÑO NUEVO!

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