sábado, 6 de noviembre de 2010

CARLOS HUGO, OBAMA y EL TEA PARTY

Hoy os escribo sobre dos temas distintos.
Comienzo por el más cercano:
Ayer, en Madrid, se rindió un doble homenaje a Don Carlos Hugo de Borbón Parma, fallecido en Barcelona el pasado 18 de Agosto y enterrado en Parma, diez días más tarde, en la cripta de la básilica de Nuestra Señora de la Staccata, donde reposan los restos de los Farnesio y de los Borbones, Infantes de España, que le predecedieron como Duques de Parma: Un solemne funeral, con un esplendido Requiem de Mozart, en la Iglesia de los Jesuitas de la Calle de Serrano, organizado por la Orden de la Dinastía Proscrita, y un acto académico en el Ateneo, en el que participó un amplio elenco de viejos representantes de la plural oposición democrática a la Dictadura del General Franco, entre los que me encontraba.
El primero fue un acto al que asistieron, mayoriariamente quienes le consideraron su Rey, como descendiente de la dinastía carlista. Muchos lucieron sus viejas boinas rojas. Predominaban las personas mayores. Eran -comentaban algunos, durante el almuerzo que tuvo lugar más tarde- las "cenizas" (aunque yo preferiría llamarles los "rescoldos") de ese Pueblo Carlista que, con sus luces y sus sombras, fue protagonista de buena parte de la Historia de España en el XIX y en la primera mitad del XX y que, incluso, mereció la atención de Carlos Marx. Entre los asistentes no faltaron siquiera los "integristas" que rechazaron el giro que protagonizó Don Carlos Hugo, transformando la vieja Comunión Tradicionalista en el Partido Carlista, comprometido con las libertades. Quizás esperan que su hijo, Carlos Javier de Borbón Parma y Orange-Nassau, su nuevo Rey "legitimista", presente en el acto, rectifique la línea ideológica seguida por su padre. No es nada probable. El testamento político de Don Carlos Hugo, que se comprometió a respetar el nuevo Duque de Parma, no apunta en absoluto en esa dirección. Además, felizmente, los integristas siguen siendo una minoría dentro del Carlismo.
El acto en el Ateneo, en cuya mesa figuraban Raul Morodo (ex Secretario General del PSP de Tierno), el ex-Ministro ucedista González Seara, José San Roma (ex Secretario General de la ORT), Carlos María Bru (segundo de Joaquín Ruíz-Gimenez en Izquierda Democrática y, más tarde, eurodiputado socialsta), el editor Rafael Borras, el historiador Manuel Martorell, Juan Francisco Martín de Aguilera (ex-Secretario General del Partido Carlista) y quien ésto escribe, así como la Princesa Doña María Teresa, hermana de Don Carlos Hugo, versó, precisamente sobre ese giro rádical que el hijo de Don Javier, procediéndo a su "aggiornamiento", dió al Carlismo, a partir de la segunda mitad de los años sesenta del pasado siglo. Entre el público, junto al actual Duque de Parma y su esposa, otros dos hijos de Don Carlos Hugo, Jaime y Margarita, acompañada también por su esposo, y su hermana María de las Nieves, se encontraban, entre otros, Santiago Carrillo y el Presidente del Congreso en la legislatura Constituyente, el demócrata-crsistiano Fernando Alvarez de Miranda
Ese giro coperniquiano fue una "auténta vuelta de calcatín", sin perder las esencias, como dijo alguno de los participantes en la Mesa. "Los perdedores entre los vencedores de la Guerra Civil", como los definió también alguno, cambieron su viejo "slogan", de "Patria, Fueros y Rey", por la Defensa de la Libertad Política, la Libertad Sindical (se recordó el papel de los Carlistas en la fundación de CC.OO.) y la Libertad Regional (el Federalismo),y el esbozo de un Socialismo Autogestionario, superador del Capitalismo y de los Socialismos (soviético y social-demócrata). Se habló de esa retirada elegante de Don Carlos Hugo, a la Universidad de Harvard, cuando no consiguió un escaño, por Navarra, en las elecciones de 1979, y como, sin renunciar a sus derechos dinásticos, como Pretendiente "legitimista", siempre manifestó que ëstos, más que derechos, representan responsabilidades, y en todo caso deben subordinarse a los intereses de los pueblos, que son quienes deben decidir sobre sus gobernantes. Me referí yo a como conocí a Don Carlos Hugo, a través de su hermana, a quien encontré en la Oposición Democrática a la Dictadura, produciéndome, sin duda, una impresión análoga a la que le produjo al Profesor Galbraith -según me contó éste en su casa de Harvard, muchos años después- cuando, encontrandose visitando el Campus de de Berckley, allá por 1967, al preguntar quien era esa guapa muchacha morena que enardecía a sus compañeros universitarios en la lucha contra la guerra del Viet-Nam, sus colegas de esta Universidad le informaron de que se trataba de una Princesa española. Don Carlos, al regresar del éxilio, había establecido su despacho en el edificio de Hermosilla 49 donde yo, finalmente, tras dos años como Decano Elécto y ganar unas nuevas elecciones, tenía el mío, como Decano-Presidente efectivo del Colegio de Economistas de Madrid, y comencé a trabajar para él, como consultor, hasta su marcha a Harvard, donde le reencontré, en casa de  ese gigante -y no sólo fisícamente, que también-  de la economía que fue el Profesor Galbraith, el gran asesor económico del Presidente Kennedy. Hablé de sus aportaciones a la economía, de su preocupación por la globalización y del "hiperdesarrollismo"  como complemento del subdesarrollo. Del papel que pueden jugar los extraordinarios avances de la ciencia y la tecnología puestos a disposición de los países menos desarrollados, a un coste "cero", como la mejor forma de ayudar a éstos, y terminé recordando la homilía del Obispo de Parma, en el solemne funeral de cuerpo presente, en la que subrayó que esa preocupación por el desarrollo de los pueblos, por el bien común, por la paz y por la libertad, fue el camido de ese gran creyente que fue Don Carlos, para vivir su Fé en la Caridad.
Al recordar también lo que dijo enconces Monseñor Solmi, cuando afirmó que Don Carlos ya no estaba ahí, en aquella iglesia, sino con Dios y en la memoria de todos cuantos le conocimos; esa Vida de la Fama, a la que se refirió Jorge Manrique -añado yo-, que "dexónos harto consuelo".
Sin duda ya he ocupado excesivo espacio con este primer tema. Pero no por ello quiero dejar de decir algo respecto a las elecciones legisllativas del pasado martes, día 2, y de la derrota que significan, para el Presidente Obama, los resultados obtenidos por los Demócratas. La crisis ha pasado allí una factura análoga a la que aqui, según las encuestas, está pasando a ZP. Ni aquí se aceptan las medidas restrictivas impuestas recientemente por nuestro gobierno, ni allí, en Estados Unidos, muchos antiguos votantes de Obama, comprenden que no se hayan logrado aquellos sueños que el candidato demócrata en las elecciones del 2008 les había hecho concebir. Se sienten defraudados, desilusionados, al igual que sucede aquí con muchos votantes socialistas. Y allí se ha seguido, y se sigue aún, una política keynesiana, expansiva, que no ha logrado, sin embargo, acabar con la crisis y el desempleo, a pesar de esos cientos de miles de millones de dólares empleados en salvar sectores en crisis, como el del automovil, y el sistema financiero, para evitar un ciolapso, que se considera aún más grave que lo sucedido hasta ahora. Obama no ha sido capáz de doblegar a Wall Street ni ha  logrado, sino sólo en parte, llevar a cabo las reformas que había prometido. Nadie quiere darse cuenta de que, desgraciadamente, la capacidad de los gobiernpos para afrontar una crisis es muy limitada; que hay otros poderes más poderosos que los de los gobernantes que elégimos los ciudadanos en un sistema democrático; lo que me hace recordar una de esas viñetas "ácidas", de El Roto, que publica El País, en la que venía a decirse "por qué no sustituyen los mercados a nuestros gobernantes".
Mientras, la Derecha - o más bien, ultraderecha- norteamericana avanza, con su mensaje de menos Estado, menos gobierno y regulación, y menos impuestos. Así como con esa "cruzada" para recuperar América por los que se consideran sus únicos propietarios: Los WASP=White,Anglo-Saxon and Protestant, para quienes Obama es un socialista marxista  e islamista camuflado, además de "nigger"; es decir un "alien", un invasor, como los hispanos y los descendientes de los esclavos traídos de Africa, así como todos los descendientes de emigrantes que no responden estrictamente a lo que para ellos es un verdadero norteamericano, fanáticamente religioso, conservador y patriota 8 y amante de las armas de fuego), además de tener unas determinadas caracteristicas raciales. Es el nuevo evangelio del Tea Party que ha logrado ver elegidos a varios de los congresistas y senadores que presentaba. Es el mismo fenomeno que estamos viendo en Europa. Es, también, algo parecido a lo sucedido en los años treinta a una y otra orilla del Atlantico. Es similar a esa radicalización del Viejo Partdo Republicano, que se enfrentó a Franklin Delano Roosevelt, presentando como candidato al aviador del "Spirit of Saint Louis" que cruzó el oceano, que simpatizaba con los totalitarismos europeos y que felizmente para la Humanidad resultó derrotado. Aquí hay, dentro del PP, quienes comparten las ideas del Tea Party. Y quienes , defraudados por los gobernantes, no ven que lo que puede venir sea peor.     

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